Nelson Vergara: “La vida entre las olas de Punta de Choros”

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En el corazón de la costa chilena, donde las aguas del océano Pacífico acarician las costas escarpadas y las tradiciones ancestrales se mantienen vivas, encontramos a Nelson Vergara. Con 48 años y una vida entera en Punta de Choros, este pescador artesanal nos abre las puertas de su historia, revelando los desafíos, sacrificios y la profunda conexión que siente hacia su oficio y su tierra natal.

Nacido en la pintoresca caleta de Punta de Choros, Nelson Vergara es un testimonio viviente de la rica herencia marina de Chile. Desde la temprana edad de 11 años, comenzó su viaje en el mundo de la pesca, trabajando en el alga huiro y posteriormente incursionando en la pesca de vedas. “Siempre he vivido aquí, en Punta de Choros, junto a mi familia”, nos dice con una sonrisa.

Nelson nos relata con pasión su labor como pescador, especialmente como “jaibero” y alguero. En Punta de Choros, donde la pesca es una parte esencial de la vida, su trabajo implica recolectar jaibas, locos y lapas, enfrentando los caprichos del mar y las mareas. “Soy pescador de corazón y alma. Mi vida está en el mar”, dice con orgullo.

El Duro Camino de un Pescador

La infancia de Nelson en Punta de Choros fue marcada por el trabajo temprano y la renuncia a la educación formal. Sin embargo, el apoyo de su padre le permitió aprender a leer a los 16 años. En esa época, la vida en la caleta era desafiante debido a la falta de recursos y oportunidades. “A los 7 años decidí dejar la escuela y a los 12 nunca me gustó la escuela, pero siempre tenía el apoyo de mi padre para estudiar y aprender a leer”, nos cuenta mientras reflexiona sobre su juventud.

Nelson comparte una experiencia aterradora en la que estuvo al borde de perder la vida mientras trabajaba en la pesca. Su relato detalla cómo sobrevivió a un accidente en el que cayó al agua con todas sus prendas de vestir, una historia que destaca los peligros que enfrentan los pescadores en su labor cotidiana. “Fue un milagro que sobreviviera. El mar nos da la vida, pero también nos muestra su lado más implacable”, reflexiona.

La Familia y el Futuro

A pesar de los sacrificios y la incertidumbre, Nelson ha construido una vida sólida junto a su familia. Con 20 años de matrimonio y cuatro hijos, valora el esfuerzo y la perseverancia. Sus hijos, aunque tienen la opción de seguir la tradición de la pesca, tienen aspiraciones educativas y laborales diversas.

“Quiero que mis hijos sigan sus sueños. Si quieren ser pescadores, los apoyaré, pero también los alentaré a explorar otras oportunidades”, comparte.

Cuando el mar no coopera y la pesca es escasa, Nelson y sus colegas pescadores se ven obligados a enfrentar tiempos difíciles. La recolección de algas en la orilla es una opción cuando la pesca es insuficiente para mantener a sus familias. “En los tiempos más difíciles, recurrimos a otras formas de subsistencia. La solidaridad entre los pescadores es fundamental para superar los desafíos”, explica.

Nelson enfatiza la importancia del ahorro personal para enfrentar los desafíos financieros. A lo largo de su carrera, ha tenido que vender y comprar embarcaciones y equipos, y el ahorro ha sido esencial para asegurar el bienestar de su familia. “El ahorro nos permite enfrentar tiempos difíciles y planificar para el futuro. Cada centavo cuenta”, afirma.

Nelson hace un llamado a la comunidad y a las autoridades para que reconozcan y apoyen la labor de los pescadores artesanales. Destaca la necesidad de capacitación y seguridad en el trabajo, así como el valor de la tradición y el esfuerzo de los pescadores en la preservación de las costumbres y el turismo en Punta de Choros. “Somos gente de esfuerzo, de tradición. Queremos que quienes visiten Punta de Choros sepan que siempre serán bienvenidos y que nuestra labor es fundamental para esta hermosa comunidad”, concluye.

Nelson Vergara, con su vida dedicada al mar, es un ejemplo de la pasión y el compromiso que los pescadores artesanales aportan a las comunidades costeras de Chile. Su historia es un recordatorio de la importancia de valorar y proteger las tradiciones marítimas, así como de apoyar a aquellos cuyos esfuerzos diarios aseguran un futuro sostenible para las generaciones venideras. Su legado es el reflejo de la resiliencia y el amor por el mar que caracteriza a los habitantes de Punta de Choros, un tesoro en la costa chilena que sigue brillando con fuerza.